El Año de la Pandemia y de la Evolución de la Conciencia

Publicado el
December 21, 2020

A pocos días de cerrar el año, comprendo que la humanidad se transforma a través de la muerte. Este fue el año en que todos, de una forma u otra, morimos: físicamente, espiritualmente, individual y colectivamente.

Aprendí que:

• Se rompió la realidad que otros habían construido —y en la que yo participaba por costumbre o elección—. Hoy me pregunto: ¿soy realmente feliz conmigo misma?

• Todos somos uno. Más allá del lugar, la cultura o las creencias, hay más cosas que nos unen que las que nos separan.

• Puedo elegir vivir con miedo o con conciencia. Puedo decidir por mi propio bien y por el bien de los demás, sin depender de una figura externa que me diga cómo vivir.

• Agradecer lo que tengo abre las puertas a la fe y a la certeza de que todo está en su justo orden.

• Honro y agradezco a quienes ya no están. Me dejaron el regalo de no dar por sentadas las relaciones, de ver el dolor y la esperanza en los ojos de los demás, de aprender a pedir ayuda y a vivir desde la calma. Recordarme que no soy inmortal, pero tengo una brújula interna: la intuición, que guía mi evolución y mi paz.

• A esta vida vengo a ser feliz con poco, a ayudar, a aprender, a evolucionar. Lo único seguro es el cambio.

• La creatividad y la sabiduría humana son infinitas; nada es nuevo bajo el sol.

• Podemos alimentar el dolor o romper la narrativa que lo sostiene. Los cambios que anhelamos exigen abrirnos a recibirlos y reconocerlos.

• La perfección solo existe en la mente. Buscarla nos desconecta del espíritu. La vida no se trata de correr, competir o acumular, sino de conectar con nuestra esencia y propósito.

• No controlamos nada ni a nadie. El control destruye. Ser y dejar ser.

• No delegues tu bienestar espiritual, físico ni mental. Medita, come con intención, cuida tu cuerpo como templo, limpia tus emociones, pasa tiempo en la naturaleza, eleva tu alma y tu vibración. La mente no eres tú: es una herramienta que puede destruirte o elevarte. Cuida con qué la alimentas. Pregúntate: ¿puedo amarme y amar a otros incondicionalmente?

 

 

Manifiesto de Conciencia:

• Me niego a vivir en una realidad impuesta o en una ilusión creada por mí misma.

• Me comprometo a sanar mis heridas, cuidar mi cuerpo, mente y espíritu.

• Escucho mi intuición y mi sentir para descubrir mi esencia y florecer.

• Enfrento mis miedos, los reconozco y los libero para ver la luz que soy.

• Expreso mi verdad y persigo lo que deseo sin miedo.

• Dejo ir lo que no me conviene.

• Me reinvento todas las veces que sea necesario.

• Rompo las etiquetas de familia, cultura y creencias; soy más que eso.

• Me muestro al mundo tal como soy y comparto mis dones.

• Vivo consciente, eligiendo las experiencias que deseo vivir.

• Dejo de buscar en otros lo que debo darme a mí misma.